Carta de la universidad
Queridos mamá y papá,
Han pasado casi tres meses desde que me vine a la univer-sidad. He sido negligente en escribiros, y lamento mi falta de consideración al no haber escrito antes. Os pondré al día, pero antes de seguir leyendo os ruego que os sentéis. No debéis seguir leyendo a menos que estéis sentados. ¿De acuerdo?
Bueno, pues ahora me encuentro bastante bien. La fractura de cráneo y la conmoción cerebral que sufrí al saltar por la ventana de mi dormitorio cuando se incendió poco después de mi llegada, están ya casi curadas. Sólo pasé dos semanas en el hospital, y ahora puedo ver casi con normalidad y sólo sufro esos malditos dolores de cabeza una vez al día.
Afortunadamente, el fuego en el dormitorio y mi salto fueron observados por un empleado de la gasolinera cercana a la resi-dencia, y fue él quien llamó a los bomberos y a la ambulancia. También me visitó en el hospital, y como no tenía donde vivir a causa del incendio de la residencia, él tuvo la amabilidad de invitarme a compartir su apartamento. Realmente es una habitación en el sótano, pero es muy linda. Él es un buen chico, y estamos profundamente enamorados y pensamos casarnos. Todavía no hemos fijado la fecha exacta, pero será antes de que empiece a notar se que estoy embarazada.
Sí, mamá y papá, estoy embarazada. Sé lo mucho que os ilusiona poder ser abuelos, y sé que recibiréis al bebé con el mismo amor y la misma devoción
que me disteis a mi cuando yo era niña. La razón de la demora en nuestro matrimonio es que mi novio tiene una infección de menor importancia que nos impide pasar el análisis de sangre requerido, y de la que imprudentemente me contagié.. Esto se resolverá pronto con las inyecciones de penicilina que me dan todos los días.
Sé que le recibiréis en nuestra familia con los brazos abiertos. Él es amable, y, aunque no muy bien educado, es ambicioso. A pesar de ser de otra raza y reli-gión, sé que la tolerancia de que tantas veces presumisteis impe-dirá que os moleste el hecho de que su piel sea de color algo más oscuro que la nuestra. Estoy se-gura de que lo querréis como yo. Sus antecedentes familiares también son buenos, porque me han dicho que su padre es un importante hombre de armas en la aldea de África de la que procede.
Ahora que os he puesto al día, quiero deciros que no hubo fuego en el dormitorio, no he tenido conmoción cerebral o frac-tura de cráneo, que no estuve en el hospital, no estoy embarazada, no voy a casarme. No tengo sífilis y no hay nadie en mi vida. Sin embargo, he suspendido Historia y Ciencias, y quería que vierais estas notas con la perspectiva adecuada.
Vuestra hija que os quiere,