CARACTER CHINO DEL DIA

martes, 14 de diciembre de 2010

Soy del Espanyol y nunca me he escondido

Nunca me he escondido de ser del Espanyol. Desde bien pequeñito la gente sabía que era íntegramente del RCD Espanyol. El abuelo, el padre, los hijos. Todos habían sido, y serían siempre del Espanyol. A ellos no les hacía falta ganar para rescatar su camiseta blanquiazul y llevarla por la calle. No, ellos se la ponían siempre, independientemente de si su equipo ganaba o perdía, como era en muchos casos. Siempre había las típicas bromas, la rivalidad sana que tiene que haber para que el ambiente esté distraído, pero me atrevo a afirmar que a nadie le parece mal que haya un espanyolista. A nadie, mientras no hagas ruido ni alces la voz, para que el sentimiento espanyolista salga a flote.
Por eso me hace gracia, y a la vez me alaga y da fuerza a mis argumentos, que haya gente que se ponga solamente la camiseta de su equipo el día después de ganar un clásico, o saque la bufanda para ver un único partido, o que presuma cuando no ha ido en su vida a ver un partido de fútbol o que propine improperios sin ton ni son cuando se acerca el derbi.

A cinco días vista de nuestro gran partido en Cornellà, no me atrevo a predecir una victoria blanquiazul; sería mágico, pero no lo puedo asegurar. Lo que sí que aseguro es que, se gane o se pierda, yo seguiré siendo y diciendo que soy del Espanyol y luciré mi camiseta cuando me dé la gana, sin que me haga falta una tarde de gloria para salir a la calle de blanquiazul.

Señores, vuestro odio me hace más fuerte.